martes, 20 de agosto de 2013

Agrofinanzas (tres): La "trampa" de la tasa de interés real negativa

En Agronegocios y economía, hemos ido hablando sobre agrofinanzas y la importancia de conocer la empresa agropecuaria. Siguiendo sobre la temática, en este caso analizaremos la toma de créditos con tasas de interés inferiores a la tasa de inflación (verdadera).

En escenarios inflacionarios, siempre que la tasa de interés sea inferior a la tasa de inflación, se está en presencia de una tasa de interés real negativa. Es decir, los intereses aumentan menos que el índice de precios al consumidor (IPC), que es la medida que se utiliza comúnmente para estimar la inflación.
Sin embargo, la capacidad de "apropiarse" de esa renta generada vía inflación recae sobre aquellos negocios que tienen la posibilidad de ajustar sus precios de venta al ritmo del IPC (inflación), ejemplos de los cuales hay cientos en lo que respecta al comercio (pudiendo aumentar en una mayor o menor medida sus precios en relación a la inflación, según la sensibilidad de su demanda frente a variaciones de precios).
Claramente, aquellos sectores tomadores de precios, como ocurre con el sector agropecuario, donde la cotización a la cual se vende viene dada por los mercados, dependen de la tendencia del mismo para poder "beneficiarse", es decir, no tienen bajo control directo el incremento del precio al cual van a vender, lo cual puede llevar a esfuerzos mayores (tener que vender más granos, leche o animales) para poder afrontar las obligaciones.
En el siguiente cuadro se presenta un ejemplo (simplificado) aplicado al sector granario:

Un productor tomó un préstamo en julio de 2012 de $100.000, a una tasa del 15% a pagar en julio de 2013. Llegado este mes, debe abonar $115.000.
Entonces, dependiendo de los usos de ese dinero, se analizan formas de pago ¿cuáles son las alternativas de pago que presenta?
1- Si se utiliza para capital de trabajo, es necesario que la rentabilidad de la actividad a la cual se aplique sea superior a la tasa pagada (apalancamiento).
2- Pero si es utilizado para adquirir un bien de capital (tal como han sido las líneas que han otorgado los bancos, a través de la obligatoriedad de la Nación), es necesario analizar las alternativas existentes para la compra -después de haber analizado que el proyecto es viable económicamente-:
   - pago de contado (sin tomar crédito): Si suponemos que la máquina valía $100.000, el productor debería haber vendido 56,4 toneladas de soja para adquirirla (soja cotizaba a $1.772 la tonelada).
   - Vía crédito: obtuvo el crédito, y tiene que devolver a 1 año -julio 2013- $115.000. Durante ese año la soja cotizó con vaivenes, alcanzando valores de $2.000, pero en ese mes particular, la soja cotizó en $1.756, lo que le demandó al productor vender 65,5 toneladas de soja, un 16% más que si las hubiera vendedo al momento de sacar el crédito (es decir, aún superior a la tasa cobrada del 15%). Esto es lo que llamo "la trampa de la tasa de interés real negativa".
La pregunta que surge ante esta evidencia es: ¿está bien endeudarse con tasa de interés real negativa? y la respuesta es SI.
El verdadero problema para la empresa agropecuaria está en no disminuir el riesgo del precio. Dado que al tomar el crédito enfrenta un flujo de fondos conocido, existen varias alternativas para poder "apropiarse" de la renta que genera la inflación y no tener después que salir a vender una mayor porción de granos para poder pagar el crédito:
1- Al mismo momento de la obtención del crédito, vender la cosecha a la cotización del día. Posteriormente, invertir ese dinero en instrumentos (pueden ser cheques de pago diferidos, ON, cauciones, bonos, letras, etc; pensar en agrofinanzas!!) hasta la fecha de cancelación del crédito, siempre en tasas superiores al costo financiero total que le cobran desde el banco. De esa manera, la renta que obtenga por sobre la tasa de interés será una ganancia, que funcionaría como un incremento en el precio de la soja vendida (una explicación de este mecanismo se encuentra en este artículo -click-).
Ejemplo: Si las 56,4 toneladas vendidas que representan $100.000, se colocan a una tasa anual del 20%, se obtendría $20.000 de interés, contra los $15.000 que debería pagar. Esos $5.000 serían beneficio para el productor, y representarían: i) un ahorro de 2,82 toneladas de soja; ó ii)un precio de venta de $1.860,7
2- La segunda variante propuesta es similar, sólo que se deja a riesgo del productor cuando vender los granos. En este caso, puede ser que el productor espere que se incremente la cotización hasta llegar a un determinado valor y recién allí, volcarse a inversiones financieras.
La segunda alternativa es más riesgosa y se acerca más a la venta en el momento de la cancelación del crédito. 
Este ejercicio es conocido como "cobertura", y es fundamental en las agrofinanzas, dado que permite disminuir la incertidumbre frente a la volatilidad de los precios. La mayor dificultad de implementación surge de la posibilidad (dado que el clima en muchas casos no es comporta de la manera esperada) de que el precio obtenido de las inversiones financieras al momento de la cancelación sea inferior al que prime en el mercado al momento de cancelar el préstamo. En ese momento, el productor no aprecia esa diferencia negativa como el "seguro" por haber asegurado un precio determinado, sino que si no tiene incorporado –y aceptado- el concepto preciso de cobertura, lamentará la supuesta “pérdida”. Sin embargo, en el otro extremo -como el ejemplo citado-, se mostrará sumamente complacido si el precio fijado previamente es superior al del mercado de contado (En este link las proyecciones de precios para futuro). En vista de ello, es necesario aclarar que la cobertura tiene como objetivo principal la reducción del riesgo. Y para realizar una buena cobertura, es necesario conocer la estructura de costos de la empresa y los flujos de fondos del futuro (en este link una explicación de qué es planificar).

Es claro, que los agronegocios deben empezar a incorporar más elementos de las finanzas -agrofinanzas- para poder incrementar los resultados.